Organización y Gestión Industrial
La mentalidad de gestión I: Calidad
Nunca está de más echar una mirada retrospectiva y analizar la experiencia adquirida contrastándola con aquellos estudios (o «estudios» dependiendo de qué y a quién se lea) que proliferan de expertos en la materia. Esta mirada hay que conseguir hacerla eliminando todo lazo personal que pueda involucrar y darle un aspecto crítico, es decir, hay que aprovechar esa experiencia y ese volver la mirada atrás, para analizar si de verdad se están haciendo las cosas como corresponden.
En un entorno industrial o servicios, donde el 95% de las empresas son PYMEs o microPYMEs, en el manual personal de un buen gestor (recomendación que no recuerdo haber visto en ningún lado) la regla principal que se debe cumplir es que HAY QUE SER PRÁCTICOS, y lo que se ve en estos estudios y teorías es éso, algo muy teórico, mucho parece planteado desde una visión de gran empresa con grandes recursos.
En el día a día de una empresa, donde las plantillas ya van ajustadas más que de lo recomendable, se busca maximizar el rendimiento de la fuerza laboral y afrontar, como gestor, las teorías de la calidad total puede producir un gasto de energías innecesario, con el consiguiente coste económico que conlleva. Hablamos de calidad en el sentido en que se busca la certificación ISO, como un requisito más en el negocio, donde se redacta un manual, con una cantidad de procedimientos que pueden dar lugar a una montaña de papeleo. Sobre el papel, sobre el manual, puede llegar a quedar muy bonito, pero diariamente lo único que puede significar es mucho trabajo basura.
Y es que en esa mentalidad del HAY QUE SER PRÁCTICOS, el gestor debe entender y dar a comprender que los procedimientos que marca el manual de calidad deben ser vistos como una oportunidad, la oportunidad de organizar la forma de trabajar, la función práctica que hay que extraer de una obligación autoimpuesta.
La revisión de esa política de calidad debe ser continua, dentro del marco HAY QUE SER PRÁCTICOS, y eliminar los papeleos innecesarios, al mismo tiempo que se mejoran los ya existentes. Ejemplos hay como el tener a un operario escribiendo todos los días la «memoria» de producción que va directamente al montón de pendiente de archivar, o al operario que tiene que hacer una revisión de cotas cada x piezas que las revisa «automáticamente» porque se conoce de memoria las cotas susodichas. Como se ve en estos ejemplos, la percepción del procedimiento o tarea impuesta es de una inutilidad o de una forma de percibirlas y realizarlas total.
¿Sirve de algo un sistema organizativo -de calidad- que genera una sensación continua de engorro en determinados puntos del circuito organizativo? Evidentemente, no. Por ello, siguiendo la línea de HAY QUE SER PRÁCTICOS, la revisión, la reducción/ampliación de procedimientos, la mejora de toma de datos con el fin de reducir tiempos y aumentar la eficiencia de la información es un requisito imprescindible de la mentalidad de HAY QUE SER PRÁCTICOS, en este caso, en lo que respecta a la calidad, porque hay que ver que la calidad es una ayuda a la gestión y organización.
Publicado por Domingo en Organización y Gestión Industrial.