Homer Simpson y la Ingeniería de Organización Industrial

Pedro L. González Rodríguez
Doctor e Ingeniero de Organización Industrial
Catedrático de Universidad
Escuela Técnica Superior de Ingeniería

 

Muchos de vosotros recordaréis aquel glorioso capítulo de la serie “Los Simpsons” en el que el ocurrente Homer compró un pequeño bogavante con el objeto de criarlo y comérselo cuando tuviera el tamaño adecuado para degustarlo.

El proceso de engorde se desarrolló en una pecera que tenía en casa… pero lamentablemente la pecera ya tenía un inquilino de agua dulce. Homer depositó el bogavante en la pecera, pero poco tiempo después, el bogavante se giraba panza arriba, ya que es un animal de agua salada. Homer, se dio cuenta de tan fatídico error y acudió con un bote de sal y fue suministrando sal al agua cuidadosamente. En ese momento el pez de agua dulce fue el perjudicado, y como os imagináis, a medida que el bogavante giraba a su posición normal, el pez se asfixiaba, girando la panza hacia la superficie. Para corregir tal efecto, Homer utilizó agua dulce que trajo en una jarra, con el efecto de contrarrestar la salinidad del agua.

De esta manera, “Tenacitas”, que así se llamaba el bogavante, y el pez… que no recuerdo su nombre, llegaron a un “medio malestar” soportable.

Y bien… la pregunta es, ¿qué tiene que ver esto con la Ingeniería de Organización Industrial?. Pues en mi opinión, … mucho.

La actitud de Homer, es la actitud que encontramos en muchos gerentes, directores, responsables de línea, etc intentando optimizar los recursos. Un poquito de esto,… un poquito de lo otro,… Seguro que muchos os sentiréis identificados con la sensación de estar constantemente apagando fuegos en la empresa. Una clara falta de planificación, una incorrecta gestión de los recursos… la prueba y el error.

Y ahí es a donde voy… Si Homer hubiera estudiado Ingeniería de Organización Industrial o se hubiera asesorado por alguien con dichas competencias, sabría que, en primer lugar, no debería haber comprado el bogavante sin haber vendido el pez de agua dulce, por el que habría obtenido un valor venal que le ayudaría a sufragar los costes de adquisición de “Tenacitas” y a estimar en un horizonte razonable de cría el retorno económico de la inversión (ROI). Por otra parte, habría realizado una planificación general por etapas del proceso de engorde, realizando un PERT/CPM de todo el proyecto. Casi con seguridad habría analizado su mejor alimentación, resolviendo el conocido problema de la dieta que se estudia en métodos cuantitativos, para abordar la mejor dieta a mínimo coste. Nunca le habría faltado la alimentación, ya que el sistema de compras lo gestionaría con un sistema Lean, como el Kanban. También habría diseñado la instalación eléctrica para aportar la luz y temperatura adecuadas en el ambiente del animal y habría considerado un sistema de depuración para el exceso de nitrógeno y derivados, etc…

 A menudo utilizo este recurso, a modo de introducción con cierto gancho, en mis clases a los Graduados en Ingeniería de Organización Industrial en la ETSI de Sevilla, explicando qué hace un Ingeniero de Organización Industrial, cuál es su papel en la empresa actual, y por qué es tan demandada la titulación en estos momentos.

No sabemos si el próximo año nos encontraremos a Homer matriculado en 1º GIOI.

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